Santo Domingo, 23 de febrero de 2024– Nacido en Santo Domingo el 25 de febrero de 1816, Ramón Matías Mella es una figura emblemática de la historia dominicana, reconocida como uno de los “Padres de la Patria” junto a Juan Pablo Duarte y Francisco del Rosario Sánchez.
Este destacado líder militar y político desempeñó un papel crucial en la lucha por la independencia de su país, dejando un legado imborrable.
Proveniente de una familia de clase media, Mella demostró desde temprana edad sus dotes de líder y estratega.
Según el portal El Universitario, su valentía quedó inmortalizada en la historia cuando, en la noche del 27 de febrero de 1844, disparó su trabuco en la Puerta de la Misericordia, marcando el inicio de la revolución por la independencia.
Sus habilidades militares fueron fundamentales para la consecución de la libertad dominicana, ya que su genio estratégico contribuyó decisivamente a poner fin a la ocupación haitiana.
Además de su destacado papel en el campo de batalla, Mella también dejó un legado intelectual a través de obras escritas como “El republicano en el Cibao”, donde abordaba temas relacionados con la política y la historia de su país.
En un extenso trabajo realizado por el periódico Diario Libre el 18 de febrero de 2022, dice que su influencia trascendió el ámbito militar, desempeñando diversos cargos importantes en la lucha por la independencia, incluyendo el de comandante de Armas, Ministro de la Guerra, Gobernador de Santiago, ministro plenipotenciario y enviado extraordinario en misión especial frente al Gobierno español.
Ah, y no podemos olvidar que Mella fue el maestro de la guerra de guerrillas. Escribió el Manual de Guerra de Guerrillas y lo difundió como un profe repartiendo deberes. ¡Imaginen una clase con Mella!
Su compromiso con la causa independentista lo llevó a participar activamente en el movimiento restaurador contra la anexión española, demostrando su valentía y estrategia militar en diversas misiones.
Trágicamente, Ramón Matías Mella falleció el 4 de junio de 1864 en extrema pobreza, en una pequeña casa cercana a la Fortaleza San Luis en Santiago.
Cumpliendo su último deseo, fue enterrado cubierto por la bandera dominicana. Su legado perdura como símbolo de valentía, sacrificio y amor por la patria en la historia de la República Dominicana.
