Forjando Soberanía e Identidad Nacional
16 de Agosto de 1863
El 16 de agosto conmemora el inicio de la Guerra de la Restauración en 1863, una lucha para recuperar la soberanía tras la anexión a España. Fue mucho más que una guerra:
La anexión a España en 1861, promovida por Pedro Santana, generó un profundo malestar. Las políticas españolas alienaron a la población:
Imposición de "bagajes" (entrega forzosa de animales) y altos aranceles que perjudicaban a agricultores y comerciantes.
Intento de imponer el matrimonio religioso obligatorio y cierre de logias masónicas, ignorando las costumbres locales.
Rumores de que España reintroduciría la esclavitud y deportaría a dominicanos negros a Cuba y Puerto Rico.
El presidente haitiano Fabre Geffrard, preocupado por las intenciones españolas, comenzó a apoyar a los rebeldes dominicanos.
Santiago Rodríguez
Iniciador
Gregorio Luperón
Estratega
Gaspar Polanco
Comandante
José A. Salcedo
1er Presidente
Benito Monción
Prócer
Pedro Pimentel
Presidente
José M. Cabral
Líder del Sur
Benigno F. de Rojas
Junta Gub.
El 16 de agosto de 1863, 14 hombres liderados por Santiago Rodríguez izaron la bandera dominicana en el cerro de Capotillo. Este acto simbólico marcó el inicio formal de la guerra.
Liderados por Gaspar Polanco, 6,000 patriotas tomaron una decisión audaz: incendiar parte de la ciudad para rodear y asfixiar a las tropas españolas en la Fortaleza San Luis. La estrategia fue un éxito y forzó la retirada española.
Cerro de Capotillo
Símbolo de la resistencia y el coraje.
La guerra fue también un período de intensa actividad política. A pesar de la inestabilidad con cuatro gobiernos provisionales, se sentaron las bases para el futuro del país.
Promulgada por la Asamblea Nacional, esta constitución fue un pilar fundamental del nuevo estado restaurado. Estableció:
Demostró la capacidad del pueblo para defender su soberanía.
Unió a los dominicanos en torno a una causa común, superando divisiones.
Fomentó el debate sobre el tipo de gobierno necesario para el país.
Sirvió de ejemplo para las luchas de Cuba y Puerto Rico.
El poder se concentró en caudillos regionales, un sistema que perduró.
Marcó una nueva era de cooperación y el fin de los intentos de conquista.
El 16 de agosto no es solo un feriado. Es el día en que cada cuatro años el Presidente de la República es juramentado, conectando el presente con el sacrificio del pasado.
Nos recuerda que la libertad y la soberanía no se obtienen de una vez, sino que deben ser protegidas por cada generación con el mismo espíritu de solidaridad y compromiso colectivo que nos dio la victoria en 1865.